miércoles, 12 de septiembre de 2012

El ciclo vital

En el Rey León (esa gran película de dibujos animados que ahora veo en repetidas ocasiones) se hace mucho hincapié en el concepto del ciclo vital.
Aunque la raza va evolucionando, aunque la libertad individual es fundamental, hay hechos y decisiones que guardan un vínculo con nuestro pasado personal o familiar.
Me cuesta reconocerlo, siempre me ha costado, pero no está de más recordar de dónde venimos para saber a dónde vamos.
Mi familia, por ejemplo, ha sido y es una fuente de enseñanza para mí. Mis padres viven sus principios como algo importante, y aunque ahora se escuchen teorías “estupendas” como el best-seller “Padre rico, Padre pobre”, yo rompo una lanza por otro tipo de teoría. La que nos dice que tener unos padres con valores es algo que también puede marcar muy positivamente tu vida.
Ahora que lo soy por partida doble, y que tengo que tomar algunas decisiones, junto con mi mujer, de ésas que se consideran fundamentales para el futuro de nuestras hijas, agradezco tener referentes claros en los que poder fijarme.
Si tuviéramos que movernos únicamente por los criterios aceptados socialmente, por las corrientes o las modas, las decisiones seguramente serían distintas. Cuando permites que los valores y los principios intervengan como criterios la cosa se complica un poco, pero, sinceramente, es mucho más reconfortante.

En estas últimas semanas, me ha sorprendido especialmente cómo deciden muchos padres el colegio al que llevar a sus hijos. Es curioso que nadie se autoproclame racista, y sin embargo el criterio “étnico” sea fundamental. Y yo preguntando por qué tal es el profesorado de cada centro, a qué instituto estarán asignados en el futuro, o los niveles de fracaso escolar.
Creo que me estoy quedando anticuado, lo de los valores es una cosa de una generación anterior. Está superado, igual que la existencia de Dios.

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